Un cosquilleo te recorre toda la columna vertebral cuando sus manos acarician tus mejillas como un relámpago que atraviesa el cielo partiendolo por un segundo a la mitad. Sus ojos buscan ansiosos los tuyos y se encuentran en una intensa mirada que viene seguida de un revoloteo de mariposas en tu estómago. Vuestros labios se encuentran en un beso y es justo en ese momento en el que cierras los ojos para poder ver tu propio rayo recorrer todo tu cuerpo.
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