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viernes, 12 de agosto de 2011

Cúmulo.


Llegas a un punto en el que el cúmulo de cosas termina por reventarte y lo único que quieres hacer es gritar y gritar hasta que tus cuerdas vocales se queden sin fuerza y vayas perdiendo la voz poco a poco.
Tienes ganas de llorar pero las lágrimas se acumulan en tu garganta formando una pelota que te aplasta el pecho con tanta fuerza que duele. Al final terminas por llorar y esa pelota sale de golpe por tus ojos haciendo que pasen de color marrón a rojo intenso y se hinchen tanto que te duelen al cerrarlos.
Pero por fin lo has soltado, te quedas tranquila y  aunque piensas que has hecho daño. 

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