El tiempo es algo incontrolable que todos deseamos parar en un momento determinado, pero que es un deseo imposible de cumplir. A medida que vamos creciendo, nos vamos dando cuenta que cada vez nos queda menos para el final. De pequeños pensamos que cuando nos convirtamos en polvo, naceremos como nubes blancas y esponjosas que flotan despreocupadas por el cielo. Una vez que ya somos más cocientes, nos dicen que vamos a un lugar donde no existirá el dolor, donde todo será bueno, no habrá guerras, sufrimiento, todo es bello y ves a las personas que se fueron anterior a ti. Pero ahora, que ya somos más "maduros" sabemos que nada nos espera después. No sabemos si de verdad nos volveremos esponjosos como una nube o si iremos a ese lugar tan maravilloso o que solo quedará olvido, pero sí sabemos que dejaremos de existir y nos preocupa que ya nadie nos recuerde como tales. Pasamos tanto tiempo pensando en el qué nos espera, que no vivimos el presente, pero eso es ser persona. Ser persona implica el sufrimiento y la alegría, la confianza y la desconfianza, el llanto y la risa, la desesperación y la euforia, implica sentir la vida y para ello, hay que vivirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario