
Con las buena, das saltos de alegría, los músculos de tu cara se tensan dejando ver tus dientes y los ojos cogen ese brillo de ilusión, pero con los malos, tus piernas se vuelven débiles y no paran de temblar, los músculos de u cara se transforman en una masa fofa y gelatinosa y tus ojos forman ríos que corren por tus mejillas.
Hay veces en la vida en las que toca afrontar las cosas que viene, ya pueden ser buenas o malas.
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