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domingo, 22 de mayo de 2011

You are SMILE.

Ponte maquillaje, píntate la ralla del ojo, un poco de rímel, un toque de sombra y una pizca de colorete. Ya estás lista para salir a la calle y que vea todo el mundo o feliz que eres, porque te pintas una sonrisa de oreja a oreja con un lápiz de felicidad comprado en el mercado. Parece que sirve, que ese lápiz de la felicidad te da buen uso, porque todos ven lo contenta que estás, y lo feliz que res, pero cuando llegas a casa, todo eso desaparece. Tu sonrisa se vence como un puente a punto de derrumbarse y acaba rota en trocitos  pequeños, tan pequeños y frágiles que ni si quiera se ven a simple vista. Te miras en el espejo y comienzas a quitarte esa máscara que llevas puesta por cara. Comienzas por los ojos. Te quitas la sombra y el rímel, y pasan de un color negro a otro rojo natural provocado por las lágrimas que has derramado durante toda la noche. Sigues por los coloretes y el maquillaje, pero a pesar de que te lo quitas, las mejillas siguen rojas, con pequeñas marcas de riachuelos que surcan tu piel como si fuera lo último que fuesen a hacer en el poco tiempo que les queda. Ahí es cuando te das cuenta de que toda tu vida ha sido una farsa, que todos piensan que eres la persona más feliz del mundo y resulta que es todo lo contrario, eres la más triste, pobre y desgraciada. Piensas que todo te pasa a ti tan solo por ser como eres y de tanto pensarlo, al final, te lo acabas creyendo.
Ya es hora de cambiar eso, es hora de salir a la calle y demonstrar a todo el mundo que te da igual si eres la persona más triste, pobre o desgraciada que existe, pero que te da igual, que vas a gritar  al os cuatro vientos que todo te da igual. Que a partir de ahora solo vas a pensar en ti sin preocuparte por el qué dirán. Si tienes ganas de llorar, lora, si tienes ganas de cantar, canta, si tienes ganas de bailar, baila y si te miran, que vean lo feliz que eres siendo la persona más triste, pobre y desgraciada que existe.

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