No me gusta llorar. Si lloro, no me sale la voz y si sale, suena chirriante, entrecortada, fea y me recuerda a ese mal, ese mal que hace que mis ojos sangren sangre transparente y brillante. Todo se vuelve de color gris, incluso hasta la rosa mas roja, las ves oscura y marchita, porque así es como te sientes por dentro y todo esto pasa por no poder decir lo que sientes, por culpa de ese llanto que hace que las palabras se ahoguen en el mar creado con las lágrimas. Cada vez que mis ojos derraman lágrimas como un río que fluye lenta y tranquilamente que espera paciente a encontrarse con su amado mar para poder ser libre, me pongo triste, porque todos los momentos que mi corazón no quiere recordar fluyen por mis venas haciendo que la sangre contagie a ese corazón que se encuentra marchito en mi interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario